miércoles, 25 de noviembre de 2020

HOJA PARROQUIA. DOMINGO I DE ADVIENTO. CICLO B

  HOJA PARROQUIAL

28 y 29 de Noviembre de 2020
Domingo I de Adviento. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Venid vosotros, benditos de mi Padre”



    Comenzamos un nuevo año litúrgico. En la introducción de la Eucaristía convendría dejar claro que el adviento tiene dos partes distintas. Relacionadas, pero distintas. Y no conviene hablar de la segunda parte hasta que llegue el momento porque, de lo contrario, no ayudamos a vivir el acontecimiento que celebramos en la primera parte.

  La primera parte del adviento tiene una dimensión eminentemente escatológica. No está dedicada a preparar el misterio de Navidad, sino a celebrar un importante artículo del Credo, el que dice que el Señor de nuevo vendrá con gloria, al final de los tiempos, para juzgar a vivos y muertos. La primera parte del adviento no se refiere al pasado, sino al futuro; no celebra lo ya acontecido, sino lo que vendrá.


  ¿Qué interés tiene este artículo de la fe, que dice que el Señor vendrá para juzgar, o sea, para dejar claras todas las cosas, para poner orden en toda la realidad? Mucho. Según lo que esperamos y a quien esperamos, así vivimos. Quien espera, aún en medio de muchos dolores, la curación de una enfermedad, vive con mucha más alegría que quien, sin sufrir tanto, sabe que con su enfermedad tiene los días contados. Quien espera la pronta liberación, aún en medio de sufrimientos e incomodidades, vive con más alegría que quien sólo espera la muerte. Nosotros esperamos “vuelta” del Señor, o sea, esperamos encontrarnos con él al final de nuestra vida.


  En este sentido es importante que hoy se proclame el prefacio tercero de la liturgia del adviento, ese que dice que “Cristo, Señor y Juez de la historia, aparecerá un día revestido de poder y de gloria sobre las nubes del cielo”. Y en ese día glorioso “nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva”.







LECTURAS


Primera lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7


Tú, Señor, eres nuestro padre,

tu nombre desde siempre es «nuestro Libertador».

¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos,

y endureces nuestro corazón para que no te tema?

Vuélvete, por amor a tus siervos

y a las tribus de tu heredad.

¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!

En tu presencia se estremecerían las montañas.

«Descendiste, y las montañas se estremecieron».

Jamás se oyó ni se escuchó,

ni ojo vio un Dios, fuera de ti,

que hiciera tanto por quien espera en él.

Sales al encuentro

de quien practica con alegría la justicia

y, andando en tus caminos, se acuerda de ti.

He aquí que tu estabas airado

y nosotros hemos pecado.

Pero en los caminos de antiguo

seremos salvados.

Todos éramos impuros,

nuestra justicia era un vestido manchado;

todos nos marchitábamos como hojas,

nuestras culpas nos arrebataban como el viento.

Nadie invocaba tu nombre,

nadie salía del letargo para adherirse a ti;

pues nos ocultabas tu rostro

y nos entregabas al poder de nuestra culpa.

Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,

nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero:

todos somos obra de tu mano.


Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.


Pastor de Israel, escucha;

tú que te sientas sobre querubines, resplandece;

despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.


Dios de los ejércitos, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña.

Cuida la cepa que tu diestra plantó,

y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.


Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9


Hermanos:

A vosotros gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo.

Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.


Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33-37


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».


YOUCAT


CAPÍTULO TERCERO. Los sacramentos al servicio de la comunidad y de la misión


El Sacramento del Matrimonio


264 ¿Qué es lo que amenaza a los matrimonios?


Lo que amenaza realmente al matrimonio es el pecado; lo que lo renueva es el perdón; lo que lo fortalece es la oración y la confianza en la presencia de Dios. El conflicto entre hombres y mujeres, que precisamente en los matrimonios llega en ocasiones al odio recíproco, no es una señal de la incompatibilidad de los sexos; tampoco hay una disposición genética a la infidelidad o una limitación psíquica especial ante compromisos para toda la vida. Ciertamente muchos matrimonios están en peligro por la falta de una cultura del diálogo o la falta de respeto. A ello se añaden problemas económicos y sociales. El papel decisivo lo tiene la realidad del pecado: celos, despotismo, riñas, concupiscencia, infidelidad y otras fuerzas destructoras. Por ello el perdón y la reconciliación forman parte esencial de todo matrimonio, también a través de la confesión.


265 ¿Todas las personas están llamadas al matrimonio?”


No todo el mundo está llamado al matrimonio. A algunas personas Jesús les muestra un camino particular; les invita a vivir renunciando al matrimonio «por el reino de los cielos» (Mt 19,12). También las personas que viven solas por otros distintos motivos pueden tener una vida plena. No pocas veces Jesús llama a algunas personas también a una cercanía especial con él. Éste es el caso cuando experimentan en su interior el deseo de renunciar al matrimonio «por el reino de los cielos». Esta vocación no supone nunca un desprecio del matrimonio o de la sexualidad. El celibato voluntario sólo puede ser vivido en el amor y por amor, como un signo poderoso de que Dios es más importante que cualquier otra cosa. El célibe renuncia a la relación sexual, pero no al amor; sale anhelante al encuentro de Cristo, el esposo que viene (Mt 25,6). Muchas personas que viven solas por otros distintos motivos sufren por su soledad, la experimentan únicamente como carencia y desventaja. Pero una persona que no tiene que preocuparse de una pareja o de una familia, disfruta también de libertad e independencia y tiene tiempo de hacer cosas importantes y llenas de sentido para las que no tendría tiempo una persona casada. Quizás sea voluntad de Dios que se ocupe de personas por las que nadie más se preocupa.


266 ¿Cómo se celebra la boda por la Iglesia?


Una boda debe celebrarse ordinariamente de modo público. Los contrayentes son preguntados por su deseo de contraer matrimonio. El PRESBÍTERO o el DIÁCONO bendice los anillos. Los contrayentes intercambian los anillos y se prometen mutuamente «fidelidad en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe», diciéndose el uno al otro de modo solemne: «Yo prometo amarte, respetarte y honrarte todos los días de mi vida». El celebrante confirma el enlace y otorga la BENDICIÓN. De la forma siguiente la Iglesia pregunta, en el rito del matrimonio, primero al esposo y luego a la esposa, o a ambos. Celebrante: N. y N., ¿venís a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente? Esposo/ Esposa: Sí, venimos libremente. Celebrante: ¿Estáis decididos a amaros y respetaron mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida? Esposo/Esposa: Sí, estamos decididos. Celebrante: ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia? Esposo/Esposa: Sí, estamos dispuestos.


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miércoles, 18 de noviembre de 2020

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE CRISTO REY. CICLO A

 HOJA PARROQUIAL

21 y 22 de Noviembre de 2020
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario. 
Solemnidad de Cristo Rey. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Venid vosotros, benditos de mi Padre”



    En su obra “El sentimiento trágico de la vida”, Unamuno repite incesante que el problema vital que se plantea el hombre no es simplemente saber por saber sino, en realidad, el deseo de vivir, y vivir para siempre. En este ansía infinita de vivir – nos dice Unamuno – razón y fe viven en perenne conflicto y ese conflicto se resuelve en paradoja: la paradoja del hombre, el único ser consciente de su finitud, pero que, con todo, aspira a la inmortalidad.






LECTURAS


Primera lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17


Esto dice el Señor Dios:

«Yo mismo buscaré mi rebaño

y lo cuidaré.

Como cuida un pastor de su grey dispersa,

así cuidaré yo de mi rebaño

y lo libraré,

sacándolo de los lugares por donde se había dispersado

un día de oscuros nubarrones.

Yo mismo apacentaré mis ovejas

y las haré reposar

—oráculo del Señor Dios—.

Buscaré la oveja perdida,

recogeré a la descarriada;

vendaré a las heridas;

fortaleceré a la enferma;

pero a la que está fuerte y robusta la guardaré:

la apacentaré con justicia».

En cuanto a vosotros, mi rebaño,

esto dice el Señor Dios:

«Yo voy a juzgar entre oveja y oveja,

entre carnero y macho cabrío».


Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.


El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar. R/.


Me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre. R/.


Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R/.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28


Hermanos:

Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.

Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte.

Cuando le haya sometido todo, entonces también el mismo Hijo se someterá al que se lo había sometido todo.

Así Dios será todo en todos.


Evangelio según san Mateo 25, 31-46


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:

“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.

Entonces los justos le contestarán:

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.

Y el rey les dirá:

“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

Entonces dirá a los de su izquierda:

“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.

Él les replicará:

“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.

Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».


YOUCAT

CAPÍTULO TERCERO. Los sacramentos al servicio de la comunidad y de la misión


El Sacramento del Matrimonio


261 ¿Cómo se lleva a cabo el sacramento del Matrimonio?


El SACRAMENTO del Matrimonio se lleva a cabo mediante una promesa hecha ante Dios y ante la Iglesia, que es aceptada y sellada por Dios y se consuma por la unión corporal de los esposos. Dado que es Dios mismo quien anuda el vínculo del matrimonio sacramental, este vínculo une hasta la muerte de uno de los contrayentes. El sacramento del Matrimonio se lo confieren el hombre y la mujer recíprocamente. El PRESBÍTERO o el DIÁCONO invoca la BENDICIÓN de Dios sobre la pareja y es únicamente el testigo cualificado de que el matrimonio se celebra en las condiciones adecuadas y de que la promesa se da completa y en público. El matrimonio sólo tiene lugar cuando hay un consentimiento matrimonial, es decir, cuando el hombre y la mujer, libremente y sin temor o coacción quieren el matrimonio y cuando no están impedidos para contraerlo por otros compromisos naturales o eclesiales (matrimonio ya contraído, promesa del celibato).


262 ¿Qué se requiere necesariamente para poder casarse por la Iglesia?


Para que haya matrimonio sacramental se requieren necesariamente tres elementos: a) el consentimiento expresado en libertad, b) la aceptación de una unión exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los hijos. Pero lo más profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia de la pareja de ser “una imagen viva del amor entre Cristo y su Iglesia. La exigencia de la unidad y la indisolubilidad se dirige en primer lugar contra la POLIGAMIA, en la que el cristianismo ve una clara vulneración del amor y de los derechos humanos; también se dirige contra lo que se podría denominar «poligamia sucesiva»: una sucesión de relaciones amorosas no vinculantes, que no alcanzan un único y gran «sí» que ya no se puede echar atrás. La exigencia de la fidelidad conyugal contiene la disposición a un compromiso para toda la vida, que excluye relaciones amorosas al margen del matrimonio. La exigencia de la apertura a la fecundidad quiere decir que un matrimonio cristiano está abierto a tos hijos que Dios les quiera conceder. Las parejas que no pueden tener hijos están llamadas a ser «fecundas» de otra manera. Un matrimonio en cuya celebración se excluya cualquiera de estos elementos no es válido.


263 ¿Por qué es indisoluble el matrimonio?


El matrimonio es indisoluble por tres razones. Por un lado porque corresponde a la esencia del amor el entregarse mutuamente sin reservas; luego porque es una imagen de la fidelidad incondicional de Dios a su creación; y es también indisoluble finalmente porque representa la entrega de Cristo a su Iglesia, que llegó hasta la muerte en Cruz. En un tiempo en el que en muchos sitios se rompen el 50 por ciento de los matrimonios, cada uno que perdura es un gran signo, en definitiva un signo de Dios. En esta tierra en la que tantas cosas son relativas, los hombres deben creer en Dios, el único absoluto. Por eso todo lo que no es relativo es tan importante: alguien que dice absolutamente la verdad o es absolutamente fiel. La fidelidad absoluta en el matrimonio no es tanto un testimonio del logro humano como de la fidelidad de Dios, que siempre está presente, aun cuando a todas luces le traicionamos y le olvidamos. Casarse por la Iglesia quiere decir confiar más en la ayuda de Dios que en la propia provisión de amor.


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viernes, 13 de noviembre de 2020

VIGILIA DE LOS MÁRTIRES. MES DE NOVIEMBRE (SEGÚN ESQUEMA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES)

 Vigilia de oración de los mártires de Tazacorte (aprovechando el esquema de la Jornada Mundial de los pobres)


“Tiende tu mano al pobre” (cfr Sir 7,32)


MONICIÓN DE ENTRADA


  Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor, escribe el Papa Francisco en su Mensaje para esta Jornada Mundial de los Pobres. La presente Vigilia quiere actuar, rezar y traducir en realidad el signo de la mano tendida.

En la primera statio, el pasaje-guía del libro del Sirácida del que se ha tomado el tema de la Jornada, urge nuestras acciones concretas hacia los necesitados. La mano tendida es un gesto muy elocuente que muestra y expresa las diferentes dinámicas que una persona o una comunidad puede actuar en favor de los pobres.

La segunda statio recuerda que nuestras acciones hacia los pobres comienzan con la mano tendida del Señor, que es quien primero tiende su mano hacia nosotros.



El Sacerdote expone el Santísimo Sacramento en la forma habitual. Sigue un canto y una breve exhortación introductoria.


Canto: “Oración del pobre”


Vengo ante Ti, mi Señor 

reconociendo mi culpa 

con la fe puesta en tu amor 

que Tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón 

y te ofrezco mi miseria, 

despojado de mis cosas 

quiero llenarme de ti.

 

Que tu Espíritu Señor 

abrase todo mi ser 

hazme docil a tu voz 

transforma mi vida entera(bis).

 

Puesto en tus manos Señor 

siento que soy pobre y debil 

mas tú me quieres asi 

yo te bendigo y te alabo. 

Padre en mi debilidad 

tú me das tu fortaleza 

amas al hombre secillo 

le das tu paz y perdón.


Vengo ante Ti, mi Señor 

reconociendo mi culpa 

con la fe puesta en tu amor 

que Tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón 

y te ofrezco mi miseria, 

despojado de mis cosas 

quiero llenarme de ti.

 

Que tu Espíritu Señor 

abrase todo mi ser 

hazme docil a tu voz 

transforma mi vida entera(bis).

 

Puesto en tus manos Señor 

siento que soy pobre y debil 

mas tú me quieres asi 

yo te bendigo y te alabo. 

Padre en mi debilidad 

tú me das tu fortaleza 

amas al hombre sencillo 

le das tu paz y perdón


Primera statio – el hombre tiende la mano


LECTURA

Del libro del Sirácida Sir 7, 27-30.32-36


Honra a tu padre con todo tu corazón, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que ellos te engendraron, ¿qué les darás a cambio de lo que te dieron? Teme al Señor con toda tu alma, y respeta a sus sacerdotes. Ama a tu Creador con todas tus fuerzas, y no abandones a sus ministros. Tiende también tu mano al pobre, para que tu bendición sea completa. Sé generoso con todos los vivos, y a los muertos no les niegues tu generosidad. No te retraigas ante los que lloran, y aflígete con los que se afligen. No dejes de visitar al enfermo, porque con estas obras te harás querer. En todas tus acciones ten presente tu final, y así jamás cometerás pecado.


Meditación (se pone música instrumental, mientras se leen algunos textos del Papa muy lentamente)


“Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida. ¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra a una vorágine de indiferencia, hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad” (n. 5).


“Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano tendida del que trabaja en la administración y proporciona los medios para salvar el mayor número posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quién está expuesto a tantas peticiones en un contacto arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo” (n. 6).


“«Tiende la mano al pobre» destaca, por contraste, la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices. La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito! De hecho, hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan.



CANTO


En los pobres yo te ví
marginado, maltratado, crucificado
y tuve que acercarme,
pude sentir que en ellos siempre Tú me llamas.


Oración en silencio


Recitamos todos juntos:

Es Navidad cada vez que una luz brilla en las tinieblas.

Es Navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano.

Es Navidad cada vez que estás en silencio para escuchar al otro.

Es Navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad.

Es Navidad cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual. Es Navidad cada vez que reconoces con humildad tus límites y tu debilidad.

Es Navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás.

(Santa Teresa de Calcuta)


Segunda statio – Dios tiende la mano


LECTURA


Del Evangelio según San Mateo Mt 14, 22-33


[Después de que la multitud hubiera comido], enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua». Él le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame». Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?». En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios».


MEDITACIÓN


Se propone el siguiente texto pronunciado por el Papa Francisco durante el Ángelus del 10 de agosto de 2014:


“Este relato es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice: «Ven», él reconoció el eco del primer encuentro en la orilla de ese mismo lago, e inmediatamente, una vez más, dejó la barca y se dirigió hacia el Maestro. Y caminó sobre las aguas. La respuesta confiada y disponible ante la llamada del Señor permite realizar siempre cosas extraordinarias. Pero Jesús mismo nos dijo que somos capaces de hacer milagros con nuestra fe, la fe en Él, la fe en su palabra, la fe en su voz. En cambio, Pedro comienza a hundirse en el momento en que aparta la mirada de Jesús y se deja arrollar por las adversidades que lo rodean. Pero el Señor está siempre allí, y cuando Pedro lo invoca, Jesús lo salva del peligro. En el personaje de Pedro, con sus impulsos y sus debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y con todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el encuentro del Señor resucitado, en medio de las tempestades y peligros del mundo”.

“Esta es una imagen eficaz de la Iglesia: una barca que debe afrontar las tempestades y algunas veces parece estar en la situación de ser arrollada. Lo que la salva no son las cualidades y la valentía de sus hombres, sino la fe, que permite caminar incluso en la oscuridad, en medio de las dificultades. La fe nos da la seguridad de la presencia de Jesús siempre a nuestro lado, con su mano que nos sostiene para apartarnos del peligro. Todos nosotros estamos en esta barca, y aquí nos sentimos seguros a pesar de nuestros límites y nuestras debilidades. Estamos seguros sobre todo cuando sabemos ponernos de rodillas y adorar a Jesús, el único Señor de nuestra vida. A ello nos llama siempre nuestra Madre, la Virgen. A ella nos dirigimos confiados”.


CANTO

Haz de mí un Anawin (Brotes de Olivo)


Haz de mí, un Anawin,

Hazme pobre, un Anawin

Un Anawin, un pobre

Haz de mi, mi Dios, un Anawin


Oración en silencio


Recitamos todos:


Extiende tu mano hacia nosotros, Señor, y agárranos.

Ayúdanos a amar como tú amas.

Enséñanos a dejar lo que pasa,

a alentar al que tenemos a nuestro lado,

a dar gratuitamente a quien está necesitado. Amén.

(Papa Francisco)


Nos dirigimos a la Virgen de los Pobres, oración de Banneux:

TODOS

Virgen de los Pobres,

que avanzas en la noche del mundo para llamar a todas las gentes y conducirlas a Jesús, fuente de gracia y salvación,

mira a la humanidad entera que anda a tientas en la oscuridad

de la indiferencia religiosa,

de la superstición,

de las falsedades ideológicas y morales,

e invita a todos a perseverar

en el camino de la verdad,

de la justicia y la caridad.

Virgen de los pobres,

que muestras tu solicitud maternal

a una joven

y esperas, luminosa, en el jardín de su casa, invitándola a salir:

entra en nuestras casas,

ven a morar

en todas nuestras familias

para que podamos responder

generosamente a tu invitación y, todos nosotros, dejando nuestras cómodas costumbres

y toda forma de egoísmo,

sepamos prodigarnos en el anuncio de la fe

y por las necesidades de los hermanos.

Virgen de los Pobres,

que indicas la fuente

reservándola para los enfermos

mostrándote solícita por los que sufren,

ven y alivia nuestros sufrimientos,

mitiga las penas de los que están en la prueba del dolor, concédenos todas las gracias necesarias

para llevar suavemente la cruz de cada día

y ora, oh Consoladora de los afligidos,

por todos los necesitados.

Virgen de los Pobres,

que has deseado la construcción de una pequeña capilla en el lugar de las apariciones,

enséñanos a ser piedras vivas de la Iglesia,

bendice al papa, a los obispos, a los sacerdotes,

a los diáconos y a todo el pueblo cristiano.

Tú, que eres la Madre de la Iglesia,

haz que nuestras comunidades cristianas

sean dóciles a la acción del Espíritu Santo,

obedientes a la Palabra de Dios,

fieles al magisterio, dedicadas al servicio,

libres de intereses partidistas,

perseverando en la oración y en la comunión fraterna.

Virgen de los Pobres,

oh Bendita entre todas las mujeres,

queremos ser bendecidos por ti hoy,

en particular, y todos los días de nuestra vida; extiende tus manos sobre nosotros,

sobre todos tus devotos y sobre el mundo entero. Te imploramos: que nunca nos falte

tu solicitud maternal,

oh Madre del Salvador,

Madre de Dios. ¡Gracias!


ORACIÓN DE LOS MÁRTIRES


Oh Dios, que otorgaste una constancia invencible en la fe a los bienaventurados Ignacio de Azevedo y Compañeros mártires, te rogamos nos concedas que, robustecidos con tan sublimes ejemplos, imitemos el amor de su caridad y podamos participar su gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén