HOJA PARROQUIAL
1 y 2 de Agosto de 2020
Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe
Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.
"Dadles vosotros de comer”
Las lecturas de este día giran en torno a la compasión. El Dios revelado en la Biblia es un Dios apasionado y compasivo. Dios se “compadece” con la persona humana porque la ama, “padece con” el ser humano, roto, desahuciado, humillado, sin esperanza y necesitado.
La lectura de Isaías (Is. 55,1-3), forma parte del denominado "Libro de la consolación", en este poema el profeta intenta levantar los ánimos de los desterrados con la esperanza de la inminente vuelta a su tierra. La compasión se muestra con una sencilla imagen: Un vendedor ambulante que ofrece su mercancía, trigo, agua, vino y leche, a hombres hambrientos y sedientos. Esos productos son para todos, son gratuitos; el único requisito exigido es tener necesidad de comer y beber.
Pablo en la carta a los Romanos (Rom. 8,35.37-39) nos invita a la confianza inquebrantable en el amor de Dios, que es el fundamento de nuestra seguridad. Dios compadeciéndose nos sostiene y fortalece frente a las vicisitudes de la vida.
La compasión es presentada en el Evangelio (Mt. 14,13-21) como signo de que el Reino de Dios ya ha llegado. La compasión es parte fundamental del Reino al dar gratuitamente lo que uno tiene. Así el milagro de la multiplicación de los panes es una "señal" de la vida que ha venido a traer Jesús al mundo. Una vida abundante. El número doce seguramente se relaciona con los discípulos que no son los dueños, sino los distribuidores del pan.
LECTURAS
Primera lectura del libro de Isaías 55, 1-3
Esto dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no tenéis dinero:
comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche.
¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad vuestro oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David».
Salmo 144, 8-9. 15-16. 17-18 R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39
Hermanos:
¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto.
Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
YOUCAT
212 ¿Qué nombres hay para el banquete de Jesús con nosotros y qué significan?
Los diferentes nombres señalan el misterio insondable: Santo Sacrificio, Santa Misa, Sacrificio de la misa, banquete del Señor, fracción del pan, asamblea eucarística, memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección, santa y divina liturgia, santos misterios, santa COMUNIÓN. [1328-1332]
Santo Sacrificio, Santa Misa, Sacrificio de la misa: el único sacrificio de Cristo, que completa y supera todos los sacrificios, se hace presente en la Eucaristía. La Iglesia y los creyentes se incluyen a sí mismos, con su entrega, en el sacrificio de Cristo. La palabra misa viene de la frase de despedida en latín, Ite, missa est, ¡Id, sois enviados!
Banquete del Señor: Cada celebración eucarística es aún hoy el mismo banquete que celebró Jesús con sus discípulos, y al mismo tiempo la anticipación del banquete que el Señor celebrará con los redimidos al final. de los tiempos. No somos nosotros los hombres los que hacemos la celebración, es el Señor quien convoca a ella y está presente en ella de un modo misterioso.”
Fracción del pan: La «fracción del pan» era un antiguo rito del banquete judío, que Jesús utilizó en la Última Cena para expresar su entrega «por nosotros» (Rom 8,32). En la «fracción del pan» lo reconocieron los discípulos después de la Resurrección. La comunidad primitiva llamaba «fracción del pan» a sus asambleas eucarísticas.
Asamblea eucarística: La celebración del banquete del Señor es también una asamblea de «acción de gracias», en la que la Iglesia encuentra su expresión visible.
Memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección: En la Eucaristía la comunidad no se celebra a sí misma, sino que descubre y celebra siempre de nuevo la presencia del paso salvador de Cristo a través de la pasión y la muerte hasta la vida.
Santa y divina liturgia, santos misterios: En la celebración eucarística se unen la Iglesia celeste y terrestre en una única fiesta. Puesto que los dones eucarísticos en los que Cristo está presente son, por así decir, lo más santo en este mundo, son llamados también Santísimo Sacramento.